lunes, 10 de febrero de 2014

El capital intelectual y la eficacia de la escuela
Toda Institución Educativa que tiene como propósito ser eficaz debe valorar el capital intelectual con el que cuenta además de gestionarlo de tal manera que permita un desarrollo y aprendizaje  permanente para favorecer los procesos de aprendizaje de los estudiantes. Además, el valorar y gestionar el capital intelectual favorecerá del desarrollo personal de los Directores, profesores y personal administrativo y de servicio.
Los docentes, directivos y personal  administrativo  tienen un conjunto de competencias (habilidades, capacidades, conocimientos y actitudes), la institución tiene su propuesta axiológica (valores, filosofía) lo que determina todo un marco cultural que la hace singular en un determinado contexto; esto constituye el capital humano.
Para el desarrollo  de las actividades en una Institución Educativa se establecen planes y/o programas, reglamentos, proyectos, organigrama que determina un modelo organizacional, una base de datos de los estudiantes, un padrón de padres de familia asociados, un logo o insignia que la identifica y diferencia de otras; todo esto constituye el capital estructural.
Desarrollando un plan de gestión pertinente y coherente del capital intelectual podemos hacer que la Institución Educativa logre sus objetivos propuestos, por lo tanto será una escuela eficaz. “Hay que tener en cuenta que no existe una determinada combinación de variables que pueda emplearse para mejorar la eficacia de todas las escuelas (Brookover  et al., 1979)”, “No existe una receta sencilla ni un modelo de fácil montaje (Purkey y Smith)[1]. Una escuela es única, sus problemas son únicos y sus soluciones son únicas, por lo tanto le corresponde a la escuela valerse de su capital intelectual para lograr sus objetivos propuestos enfrentando y solucionando los problemas y/o barreras que se presenten.
Una forma de valorar y gestionar el capital intelectual en la escuela que dirijo es a través de la organización en equipos de docentes, quienes tienen diseñan, ejecutan y evalúan los planes y/o proyectos. A través de reuniones de interaprendizaje de docentes, incluso estas reuniones pueden ser ampliadas compartiendo con docentes de escuelas vecinas. El resultado de esta estrategia es el conjunto de propuestas para mejorar la gestión institucional y pedagógica.
Valorar y gestionar el capital intelectual en una escuela eficaz favorece la innovación permanentemente, esto es lo que distingue a las escuelas en estos tiempos de cambio y desarrollo de la ciencia y tecnología, en un mundo globalizado donde exige la preparación integral de las personas con competencias que les permita desempeñarse de manera eficiente y eficaz en el campo que decida trabajar.
El capital intelectual valorado con sinceridad y gestionado con creatividad por los directores permitirá que las instituciones educativas logren los fines de la educación peruana[2]:
a)    Formar personas capaces de lograr su realización ética, intelectual, artística, cultural, afectiva, física, espiritual y religiosa, promoviendo la formación y consolidación de su identidad y autoestima y su integración adecuada y crítica a la sociedad para el ejercicio de su ciudadanía en armonía con su entorno, así como el desarrollo de sus capacidades y habilidades para vincular su vida con el mundo del trabajo y para afrontar los incesantes cambios en la sociedad y el conocimiento.
b)    Contribuir a formar una sociedad democrática, solidaria, justa, inclusiva, próspera, tolerante y forjadora de una cultura de paz que afirme la identidad nacional sustentada en la diversidad cultural, étnica y lingüística, supere la pobreza e impulse el desarrollo sostenible del país y fomente la integración latinoamericana teniendo en cuenta los retos de un mundo globalizado.



 Lcdo. Dennis Jack Espinoza García



[1] Escuelas eficaces y profesores eficientes. Gary A. Davis y Margarert A. Thomas. Pág.73
[2] LEY GENERAL DE EDUCACIÓN Ley Nro.  28044